Culpás al mercado, pero tu alojamiento turístico necesita decisiones, no excusas.
- Leticia

- 5 ago
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Cuando dejás la suerte de tu negocio de alojamiento turístico en manos del algoritmo, de la temporada o del mercado, algo se desordena. Si el problema siempre está afuera, también lo está la solución… y así, el negocio deja de ser tuyo. Esta reflexión invita a anfitriones a volver al centro: tu mirada, tu propuesta y tu capacidad de adaptación son lo que puede blindar tu alojamiento, incluso en tiempos difíciles.
Escucho a diario las mismas frases repetirse como un eco entre anfitriones:
“El turismo bajó…”
“La competencia es feroz…”
“El algoritmo no me muestra…”
Y sí, claro que todo eso puede ser real. No vengo a negar lo evidente. Pero me gustaría que hablemos de otra cosa: de lo que hacemos con eso. Porque si el destino de tu negocio de alojamiento turístico depende exclusivamente de variables externas, ¿entonces en qué parte del negocio sos realmente protagonista?
Cuando todo se reduce a lo que hace el mercado, las plataformas, la economía o el algoritmo, nos estamos parando en un lugar de reacción. Dejamos de liderar y empezamos a sobrevivir. Y en ese modo, lo único que hacemos es apagar incendios y buscar culpables. Pero un negocio sostenible, uno que realmente tiene impacto y rentabilidad a largo plazo, no puede construirse desde ahí.
NO PODÉS CONTROLAR EL MERCADO, PERO SÍ PODÉS CONTROLAR TU RESPUESTA A ÉL.
Y esa es una de las claves más profundas de la experiencia del huésped: saber adaptarte.
Saber leer lo que el entorno está pidiendo, sin traicionar tu esencia ni rebajarte a competir por precio.

En los momentos en que “el turismo baja”, hay anfitriones que cierran sus puertas… y otros que las abren aún más fuerte. Porque entendieron que la verdadera demanda no está solo en la cantidad de turistas, sino en la calidad del servicio que ofrecen. Porque cuando algo está bien diseñado, bien posicionado y conectado con lo que la gente hoy realmente busca, el golpe de un mal mes o una temporada floja es más leve.
Y no porque tengan suerte. Sino porque trabajaron en profundidad. Porque se animaron a revisar lo incómodo. A cambiar lo que ya no funcionaba. A dejar de ofrecer “más de lo mismo” y crear algo con intención, con dirección, con alma.
¿Qué quiero dejarte con esta reflexión?
Que entiendo la frustración, pero también sé lo que hay del otro lado cuando dejás de justificarte y empezás a liderar. No es magia, no es control absoluto, ni garantía de ocupación perfecta.Es otra cosa: es elegir no delegar tu poder.
Es decidir qué parte de tu negocio necesitás revisar.
Es preguntarte si lo que estás ofreciendo sigue teniendo sentido.
Es mirar de frente lo que ya no sirve y soltarlo para crear algo mejor.
Porque cuando creás valor real, cuando ponés al huésped en el centro de tu propuesta, y cuando te posicionás con estrategia y coherencia… el entorno influye, pero no define.
ASÍ COMO EL HUÉSPED ELIGE, VOS TAMBIÉN ELEGÍS.
Podés seguir adaptándote desde la escasez o desde la oportunidad.Desde el miedo o desde la visión.Desde la queja o desde la acción.
Yo estoy acá para acompañarte si elegís lo segundo.
Compartime tus dudas, comentarios y experiencias. ¡Me encantaría leerte!
¡Gracias por acompañarme en esta aventura! Nos leemos en la próxima.
Cariños
Leticia



Coincido plenamente! Es más cómodo quedarnos con excusas, pero cuando logramos tomar las riendas de nuestro negocio, se siente maravilloso!